Asia | 14/10/2014
BUTAN, Escondido en los Himalayas
Espiritualidad en los monasterios fortaleza, o dzongs, que custodian ciudades, y templos salpicando las aldeas. Los molinos distribuyen el agua de los arroyos, y las banderas mecen al soplo del viento. Un país distinto en la cordillera más alta del planeta, los Himalayas.
Un reino cerrado al mundo hasta hace poco tiempo y ahora abierto a golpe de antena parabólica e Internet. Junto a las nieves eternas conviven la rueca y el ordenador, el traje tradicional obligatorio y el vaquero de tapadillo. Las distancias se miden en tiempo, y el tiempo avanza o retrocede en cada curva del camino. Como antaño, una joven teje en la puerta de su casa. Más allá, un niño tensa su arco (la puntería es el deporte nacional). Ya en la capital, Thimpu, otro joven maneja el ratón con el pelo engominado. La tradición sobrevive y la modernidad se asoma. Mientras, los amuletos con sus creencias, se mantienen como artículo de primera necesidad. La magia forma parte de la vida.
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El Elefante de SUDAFRICA
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